Impacto del Lenguaje en el Desarrollo Social y Emocional

Ya sea mediante conversaciones cara a cara o mediante el envío de emojis en mensajes de texto, la comunicación es una actividad que apasiona a las personas. La capacidad de interactuar verbalmente con otros individuos es una de las habilidades más esenciales tanto a nivel individual como para el funcionamiento de la sociedad.

Dado su papel crucial en nuestra vida diaria, es comprensible que los padres sientan preocupación si observan que su hijo enfrenta dificultades en el desarrollo del lenguaje. En este artículo, en colaboración con 2x3, exploraremos cómo el lenguaje incide en nuestro crecimiento tanto a nivel social como emocional.

Social

Detectar problemas de habla y lenguaje en un niño pequeño puede pasar desapercibido, pero es posible identificar posibles dificultades si se sabe qué observar. Entre los 6 y 18 meses, se espera que el niño interactúe intencionalmente con otros, comprenda más palabras simples (como "tetero" o "mamá") y empiece a pronunciar sus primeras palabras.

Si no se observa este progreso, podría ser una señal de que el niño enfrenta alguna condición como el autismo o un trastorno del desarrollo del lenguaje.

Los trastornos del desarrollo del lenguaje se manifiestan desde el nacimiento y no tienen una causa física específica. Independientemente de la causa, la dificultad para comunicarse puede llevar al aislamiento del niño.

Dado que los seres humanos son seres sociales, la interacción social es crucial durante la infancia, ya que nos enseña habilidades fundamentales como jugar, comprometernos, perdonar, defenderse y compartir ideas. La falta de interacción social dificulta el aprendizaje de estas habilidades. Por lo tanto, mientras más tiempo pase sin tratar la condición del niño, más complicado será para él adquirir estas lecciones importantes.

Emociones

Cuando la capacidad de un niño para entender y usar el lenguaje es limitada, también se ve afectada su habilidad para manejar y expresar emociones. La naturaleza específica del problema del habla determinará los desafíos que enfrenta el niño. Por ejemplo, un niño con tartamudez puede tener dificultades para pronunciar palabras correctamente, lo que puede llevar a situaciones incómodas y aislamiento social. Por otro lado, un niño con un trastorno del desarrollo del lenguaje puede tener dificultades tanto para expresar sus pensamientos como para comprender lo que otros dicen, lo que puede generar frustración y mal humor.

Autorregulación

A fines del siglo XX, el psicólogo del desarrollo Lev Vygotsky postuló que desarrollamos nuestra voz interior durante la infancia, la cual nos enseña la autorregulación, como controlar nuestras emociones y comportamientos. Observar a otros, especialmente a adultos y compañeros, nos ayuda a aprender palabras y procesos de pensamiento. Es crucial abordar cualquier problema temprano, ya que la falta de intervención podría limitar tanto el lenguaje como la autorregulación del niño.

Estos problemas tienden a alimentarse mutuamente: un niño con dificultades de comunicación puede evitar la interacción con otros, lo que dificulta aún más su aprendizaje y desarrollo. Afortunadamente, existen numerosos tratamientos para los problemas del habla y el lenguaje, muchos de los cuales se pueden implementar en casa. Lo importante es actuar desde el principio.

¿Cómo puede afectar la falta de comunicación a la interacción social y el desarrollo emocional de un niño? 

La falta de comunicación puede impactar significativamente la interacción social y el desarrollo emocional de un niño, generando soledad y aislamiento. La comunicación efectiva es crucial para establecer relaciones saludables y expresar pensamientos y emociones.

La ausencia de habilidades de comunicación puede provocar frustración, tristeza y baja autoestima en el niño al no sentirse comprendido ni valorado. Además, afecta su capacidad para reconocer y regular emociones, aumentando el riesgo de problemas de salud mental como ansiedad o depresión.

La comunicación también es fundamental para resolver conflictos de manera constructiva y fomentar habilidades de resolución de problemas. Es esencial proporcionar oportunidades para la comunicación efectiva desde una edad temprana para promover el bienestar emocional y social del niño.